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AGUARDIENTE Y SUSHI

Inventar sin el Balón

 

SUSHI Y AGUARDIENTE PARA TODOS

NI TODOS TIENEN UN FAMILIAR QUE PRACTIQUE SUMO, NI TODOS COMEN SUSHI A DIARIO Y TAMPOCO ES VERDAD QUE TODOS TENGAN UNA FIJACIÓN MANIÁTICA CON EL MANGA. 


Son los estereotipos habituales para describir al japonés promedio, obviando que en el mundo globalizado es más probable que los gustos sean compartidos. Tanto un bogotano y un tokiota han escuchado a Shakira, saben lo que es el wok, reconocerían a George Clooney y coincidirían en que era necesario reformar el horroroso Coliseo El Campín. 

Pero como de tópicos y etiquetas vive el hombre, es mucho más fácil rendirse ante el maniqueísmo. O blanco o negro, o izquierda o derecha, o lechona o tamal. ¿Por qué no un tamal con el cuero de una lechona tolimense? ¿Por qué no un japonés ocioso e impuntual? Para evitar pensar y reflexionar ante dudas trascendentales de este tipo, preferimos regirnos por el principio de los rótulos establecidos hace tiempo. 

Así, ya hemos escuchado hasta la saciedad que la selección japonesa será aguerrida y organizada. Difícil, muy difícil. Como no sabemos qué decir entonces decimos lo de siempre o, pero aún, planteamos teoría irrefutables, verdades absolutas, axiomas en toda regla: los japoneses son conservadores sin olvidar la sorpresa. El onceno nipón dejará todo dentro del terreno de juego. El seleccionado orientado por Akira Nishino plantará cara a sus rivales. El roscón de bocadillo es inmensamente superior al relleno de arequipe.

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Hay que mojarse, ya que no vamos a estudiar a fondo las selecciones con las que compartimos el último grupo del mundial. Nadie ha visto partidos del campeonato japonés y lo poco, poquísimos que conoce cualquiera es gracias a las incursiones económicas, perdón, futbolísticas de los jugadores colombianos que han decidido "ir a probar suerte" al "siempre competitivo" "rentado" nacional del "Imperio del sol naciente" donde hay, cómo no, "un proyecto deportivo atractivo" (léase una cantidad ingente de plata equivalente a lo que podrían gastar el Tigre Castillo y Dayro Moreno en una fiesta con Diomedes Díaz). Decía, pues, que hay que mojarse, tirarse a la piscina, ir de loco y dar un pronóstico descabellado. Puedo asegurar que quien predijo el título del   Leicester en 2016 trabaja ahora como uno de los pitonisos más cotizados del mercado, por no hablar de la riqueza que debe ostentar aquel que vio con posibilidades de ganar la Libertadores al Once Caldas del 2004. 

Si se cumple lo pronosticado, dejando de lado los estereotipos, a lo mejor el indio amazónico tiene los días contados. Mi apuesta es que Japón jugará al tiki-taka, defenderá con línea de tres y celebrará tomando aguardiente y bailando el mapalé.

 
 

Juan Pablo Pablo.