EL HOMBRE QUE HIZO JUGAR A ESPAÑA
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NO HUBO UN ESTADIO EN TODA ESPAÑA QUE NO RINDIESE HOMENAJE A LUIS ARAGONÉS, LUEGO DE SU MUERTE EL PRIMERO DE FEBRERO DE 2014 . CABIZBAJOS, CON LA CINTILLA NEGRA EN EL BRAZO, ALGUNOS REZANDO, OTROS RECORDANDO Y TODOS PENSANDO EN LAS ENSEÑANZAS Y ALEGRÍAS DEPORTIVAS QUE LES DEJÓ EL “SABIO DE HORTALEZA”, LOS JUGADORES DEL FÚTBOL ESPAÑOL GUARDARON UN MINUTO DE SILENCIO DURANTE LA JORNADA 22 DE LA LIGA.

Un minuto que pudo ser más porque el deporte no sólo perdió un jugador y un entrenador: perdió un modelo a seguir, un hombre con firmes convicciones. Voluntarioso, pero leal a sus principios. A los inamovibles principios que lo hicieron tambalear, pero no caer.

Sin embargo, no todo fueron homenajes y alabanzas para el padre del fútbol que hoy práctica la Selección española. Justo después de ser eliminados por Francia, en octavos de final del Mundial de Alemania 2006, pocos creían en la continuidad de un proceso que había empezado dos años antes. Las críticas arreciaron sobre Aragonés y el nuevo modelo futbolístico que trataba de implantar. Se ciñó a la voluntad de los españoles —“seguiré si el pueblo me quiere” —pero, sobre todo, a lo que dictaminara la Federación Española de Fútbol. Finalmente se quedó en el cargo de entrenador.

Dos meses después, tras empatar con Islandia, en el inicio de las Eliminatorias para la Eurocopa 2008, las críticas llovieron de nuevo sobre el seleccionador. El diario Marca aseguraba su dimisión en caso de perder contra Suecia, el ABC pedía al presidente de la Federación acciones contundentes y la gente exigía, si no fútbol, la Furia y la templanza de antaño. Sólo hubo buen fútbol. Ese fue el final de las dudas.

A partir del triunfo en Soina (Suecia) llegaron los elogios y los aplausos. El principio de todo: del partido contra Dinamarca en que Sergio Ramos termina en gol una jugada precedida de 28 pases, de la España de “los jugones” y el “tiki-taka”, del adiós a la maldición de cuartos de final y del título en la Eurocopa 2008. Las victorias y los trofeos continuarían, pero ya sin Luis Aragonés. Vicente del Bosque tomó la batuta y llevó a España a ganar el Mundial 2010 y a refrendar el título de la Eurocopa en el 2012.

Pero el fútbol que hoy disfruta el mundo nació de un hombre que se la jugó por una idea y siempre le fue fiel. Desde un principio supo algo tan básico como que tocaba poner a jugar a los mejores, más allá de su edad, su procedencia, su altura o el equipo en el que militasen. Luis Aragonés sabía que todo se trataba de querer jugar con el balón, siempre teniendo el balón.