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La Finca De Los Croatas

LA FINCA
DE LOS CROATAS

 

Hombre flojo no goza mujer bonita, dice uno de los tantos dichos que surgieron al amparo de las cervezas heladas y las linternas de gasoil, a principios del siglo pasado, en las fincas colombinas de tierra caliente.


En una época machista por excelencia, la fortaleza física era una muestra innegociable de virilidad y, en esa línea, incitar a la demostración de masculinidad era otra de las tretas entre amigos.

 

Como si en lugar del Adriático hubiesen crecido a la sombra de los mangos costeños, los jugadores croatas cedieron ante la tentación de dejarse retar por el enemigo, de salir, a su manera, a pelear la sagrada posición de privilegio en el grupo que les permitiría, más que menos, un camino menos tortuoso a partir de octavos de final. Aunque en la previa se hablara únicamente del empate o la victoria de España, los croatas con paciencia, disciplina y control de las emociones propias, no solo supieron ganar, sino que lo hicieron remontando en el minuto 87, el mismo minuto en el que Piqué hizo el gol del triunfo en el primer partido de La Roja.

 

Y ahora las dudas en España, las preguntas y los cuestionamientos. Se acabaron los halagos y las alabanzas al equipo que parecía mejor que el ganador de las dos anteriores Eurocopas y el Mundial del 2010. Ahora vienen los reproches y los hipotéticos sobre cómo hubiese discurrido el juego de haber hecho rotaciones o de no haber dejado espacios atrás para buscar un inútil triunfo, que lo mismo daba el empate.

 
 

Y por el contrario, los croatas, que reservaron a Modric y a su delantero estrella, van ahora por el lado asequible del cuadro de eliminación directa. Van tranquilos, con nadadito de perro, como se diría en las mismas fincas de tierra caliente cuando uno de los sobrinos es incapaz de dar un par de brazadas y prefiere chapucear con la cabeza por fuera. Igualmente, no habría de qué preocuparse si los croatas se sienten aludidos por el refrán popular y tratan de nadar con un estilo olímpico que desconocen. No hay de qué preocuparse porque, llegado el caso, ya hemos visto que tienen gorros de waterpolo para protegerse y sortear la tempestad.

 

Juan Pablo Pablo.