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Tapar La Boca

LOS TAPABOCAS

 

Hay quienes ven en esas acciones una provocación, un llamado a la violencia en las tribunas, una incitación al odio entre las hinchadas.


Luego están quienes claman que aquello no es más que otro de los elementos folclóricos que adornan las tardes de fútbol, que se trata de una expresión natural e impulsiva que solo entienden los que alguna vez han jugado este deporte.

Pasarán los años y seguirán ahí. Equivocados están quienes creen que, con el transcurso del tiempo, con las sanciones o con las reprimendas públicas, estos compartimentos dejarán de existir. Así como el Hombre no aprende jamás, y se empeña en repetir los mismos errores históricos que comete desde el inicio de los tiempos, así seguiremos viendo cada fin de semana a personajes como Teófilo Gutierrez y Juan Carlos Henao.

Los dos fueron noticia el fin de semana; los dos salieron de la cancha, de una u otra manera, siendo el centro de atención; a ambos les gritaron hasta la afonía, aunque fuera por motivos antagónicos. Más allá de eso, a los dos los une una manera de ver el fútbol, que los ha llevado a estar más cerca que nunca: no conocen la indiferencia, se saben figuras, diferentes, polémicos.

Ninguno de los se amedrentó al entrar a la Bombonera y ninguno de los dos dudó un instante a la hora de convertirse en el antagonista de la historia xeneinze. Hace más de diez años, en la noche en que el fútbol premió al sistema defensivo más eficaz de América, Henao hizo que Bianchi y sus dirigidos vivieran una experiencia diferente al término de una final continental. El domingo 20 de noviembre de 2016 Teo se llevaba a cuestas los insultos de más de cuarenta mil personas después de trazarse una banda cruzada imaginaria un segundo después de marcar el empate.

 
 

Folclóricos o provocadores, lo que tienen claro es que quieren salir siempre en el centro de la escena, en la portada de los periódicos. A Henao le tocó de salida, pero a Teo le quedan muchas tardes de Trending Topic en Twitter.

 

Juan Pablo Pablo.