DIPLOMA DE HINCHA
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YA NO QUEDAN CAMPOS DEL SABER EXENTOS DE PROFESIONALIZACIÓN. TODO NECESITA DE UN CARTÓN, UN SELLO O UN CERTIFICADO PARA TENER VIGENCIA Y VERACIDAD. EL CONOCIMIENTO SE VE SUPEDITADO A QUE ALGO O ALGUIEN DÉ CRÉDITO DE ANTEMANO. DEMOSTRARLO IN SITU NO ES SUFICIENTE. QUE USTED SEA UN EXCELENTE MALABARISTA NO SIRVE DE NADA SI NO TIENE UN PAPEL QUE LO DEMUESTRE.

De nada importa que pueda lanzar al aire, hasta la saciedad, motosierras encendidas sin dejar caer ninguna. ¿Que es usted capaz de escribir la siguiente obra maestra de la música, la pintura o la literatura? No se moleste en ir a una disquera, una galería o una editorial, si no tiene un documento oficial con innumerable número de sellos y rótulos oficiales.

Esta fiebre notarial no ha dejado inmune al mundo del fútbol. Y no hablo de exigirle un diploma de la academia del Chiqui García a cada uno de los futbolistas que debuta en Millonarios, ni de que los jugadores demuestren su paso por las escuelas tácticas fundadas por comentaristas deportivos. Tampoco me refiero a las demandad sociales que proclaman la necesidad de ver en los futbolistas un ejemplo no solo deporte, sino también personal. A ver dónde tienen el Manual de Carreño. Que lo muestren si no quieren que se les juzgue como una lacra para el futuro de los niños que los admira más allá de sus condiciones deportivas.

De lo que quiero hacer mención es de los cuestionamientos a los hinchas. Ya no se puede ser seguidor de ningún club sin antes demostrar ser un pura sangre, un aficionado de toda la vida, con carné de socio desde antes de nacer, comprador compulsivo de toda la mercadotecnia moderna al servicio del consumidor y un orgulloso padre de un niño llamado Jaison Zidane Hernández.

Usted tendrá que asegurar, so pena de escarnio público y posterior decapitación, que no se pierde ningún partido del equipo, que lo sigue a todos los partidos de visitante sin importar las condiciones de transporte o su resquebrajado estado de salud, que prefiere perderse el bautismo de su sobrino a dejar de ver un cero a cero contra el último onceno de la tabla de posiciones.

Solo entonces, cuando usted haya mostrado que tiene más camisetas del equipo que pares de medias, cuando haya difundido en las redes sociales su extracto bancario en cero a consecuencia de los gastos en pintura facial y confeti, solo entonces podrá considerársele un seguidor a la espera de alcanzar el rótulo de hincha. Tendrán que pasar muchos años y usted deberá buscarse sellos, credenciales, condecoraciones y rótulos que, a lo mejor, no existen. Pero qué le vamos a hacer, así se alcanzan las cosas hoy en día. El asombro solo lo otorga un diploma, no importa con cuántas motosierras pueda hacer malabares.