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SIN PASTELES DE YUCA

 

SIN PASTELES DE YUCA

LA INDIFERENCIA NO SOLO HACE PERDER LA CALMA Y SENTIR COSQUILLAS, COMO DEJÓ DICHO EN PARRANDA SILVESTRE DANGOND, CUANDO SONABAN LOS PRIMEROS "CLÁSICOS" DENTRO DEL MOVIMIENTO DE LA NUEVA OLA DEL VALLENATO.


La indiferencia también conduce a la estupidez. Ante el desprecio y el olvido con el que se cubren hechos, personas o instituciones, los afectados, heridos en su orgullo y otrora grandeza no logran entender que no se hable de ellos. Quieren, a toda costa, cual refrán complaciente, que hable la gente. Qué hablen de ellos. Mal o bien, no importa. Lo importante es que se hable.

En esa escalada por recuperar protagonismo, más allá del juicio posterior que dicte la opinión pública, se toman medidas tan desesperadas como la reciente idea del América de Cali de cambiar su histórico escudo con un diablo. Las preclaras mentes del equipo vallecaucano o los ilustres publicistas encargados de la renovada imagen consideraron prudente, apropiado y, lo peor de todo, genial y sublime jubilar al diablo, mandarlo a criar malvas, y poner una escueta y simplona "A" gigante en el centro del escudo. Porque, además, una cosa es la sencillez, que lleva a la elegancia, y otra muy distinta es la falta de imaginación.

Pues bien, la "A" —sobre la que no han faltado las bromas de quienes aseguran que debería ir una "B"en su lugar— es la llamada de atención que busca el club, ante la indiferencia popular. Nadie habla del América. ¿De qué van a hablar? Ya no están en la segunda división, entonces no vende el morbo. Ni juegan a nada hace años, entonces no vende su fútbol. No venden jugadores, entonces no se venden noticias. La única esperanza es esperar a que el Pecoso Castro de un espectáculo fuera de la cancha cada fin de semana. Necesitados de atención, como los comerciales apocalípticos de los Hermanos Gazca anunciando que esta vez sí se van definitivamente, los directivos han optado por generar polémica más allá de lo deportivo. Si no se puede cambiar el fondo, empecemos por la forma.

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Es la cortina de humo necesaria para esconder la falta de un proyecto, de un cambio real, de una transformación de fondo. Ahí les dejamos para que hablen, para que se desgasten discutiendo en medios de comunicación y redes sociales sobre la idoneidad del nuevo escudo. Si les gusta o no es lo de menos. La decisión está tomada. Recientemente, ante modificaciones por el estilo, los seguidores de la Juventus y el Atlético de Madrid se movilizaron "en defensa" de su escudo y sus valores (?). ¿Qué pasó? Nada. Manda el que vende, sobre todo cuando nos engañan diciendo que venden sentimientos. Si el de la esquina deja de vender pasteles de yuca, ya nos acostumbraremos a comer empanadas mixtas.

 
 

Juan Pablo Pablo.